Jornada escolar única: más de lo
mismo, o peor
Es una
reforma necesaria y decisiva. Pero la “prueba piloto” que hará el gobierno
resulta en realidad oportunista, improvisada, anti-técnica y muy mal diseñada. Los jóvenes y niños de Colombia requieren -y merecen-
seriedad.
Ángel Pérez Martínez*
Artículo publicado por Razón Pública en:
http://www.razonpublica.com/index.php/econom-y-sociedad-temas-29/8019-jornada-escolar-%C3%BAnica-m%C3%A1s-de-lo-mismo,-o-peor.html
La propuesta
Este 15 de
octubre, a mes y medio de finalizar el calendario escolar de 2014, Gina Parody
anunció que el Ministerio de Educación Nacional (MEN) y el Servicio
Nacional de Aprendizaje (SENA) llevarán a cabo una prueba piloto de ampliación
de la jornada escolar.
La “prueba
piloto” consistirá en ampliar en tres horas diarias la jornada escolar para
53.000 estudiantes de noveno grado en 550 instituciones oficiales ubicadas en
14 departamentos. Las tres horas adicionales serán atendidas por 2.500
instructores del SENA.
Con
esas tres horas extras, el Ministerio quiere
alcanzar cuatro objetivos:
1.
Aumentar la equidad al igualar a los estudiantes de
los colegios públicos con los de
colegios privados de buena calidad, quienes asisten a las instituciones
escolares ocho horas diarias en promedio;
2.
Fortalecer las competencias básicas y remediar las deficiencias
de los estudiantes en materia de razonamiento cuantitativo, lectura crítica y
ciencias;
4.
Empezar el proceso de articulación de la educación
media con la educación superior, en este caso con el SENA.
La razón
Para sustentar esta decisión, el MEN destaca que “los resultados de matemáticas
en las Pruebas Saber 2013 muestran una realidad preocupante, el porcentaje de
estudiantes que obtiene resultados en las categorías insuficiente o mínimo es
elevado y crece en los grados superiores: mientras que en tercero de primaria
es de 49%, en noveno llega a 74%”.
Esta
fue toda la explicación oficial para comenzar el proceso con los estudiantes
del noveno grado. Y aunque ni la ministra ni el presidente lo hubieran dicho,
con alguna malicia podría pensarse que la “prueba piloto” también pretende
mejorar el desempeño de los estudiantes que presentarán la prueba Pisa en el
2015, pues esa prueba se aplica a jóvenes de 15 años, la mayoría de ellos
matriculados en los grados noveno o décimo.
La
“prueba piloto” ayudaría entonces a que Colombia mejore los resultados en la
prueba PISA y por esa vía el Gobierno Santos muestre avances en el sistema
educativo de Colombia, lo cual hará el acceso más fácil a la Organización para
la Cooperación y el Desarrollo (OCDE), entidad a cargo de las pruebas PISA.
Las preguntas
Pero no se conoce ningún documento técnico de
soporte curricular, pedagógico o de política educativa del Ministerio o del
gobierno nacional que respalde esta propuesta, y tampoco existen experiencias
internacionales o nacionales al respeto.
- ¿por qué iniciar el programa con estudiantes de noveno grado?,
- ¿qué razones o evidencias pedagógicas existen para creer que este modelo mejorará la calidad de la educación?
- ¿quiénes serán los instructores del SENA encargados de la jornada adicional?, ¿qué formación pedagógica tienen y cómo fue su selección?
Más
grave aún:
- ¿cómo se hará la coordinación entre los nuevos instructores y la planta docente de los colegios seleccionados?,
- ¿cómo se empalmarán los contenidos curriculares?
- ¿cómo se hará la evaluación de los estudiantes, si hoy cada colegio goza de autonomía para escoger el método que prefiera?
Calidad de los docentes
Entidades como la OCDE, el Programa de
Promoción de la Reforma Educativa en América Latina y el Caribe (PREAL) y varios expertos colombianos han subrayado
la necesidad de mejorar la calidad de los docentes como una condición sine qua non para una mejor educación
básica y media.
Por
esto sorprende que el MEN decida utilizar instructores del SENA, cuya fortaleza
no es el saber pedagógico sino el conocimiento técnico sobre un área ocupacional,
y que serían enganchados de manera apresurada, sin ningún tipo de concurso o
selección y, además, con contratos a tiempo limitado de 3 y 6 meses o un año. Del
total de los cerca de 25.000 instructores que hoy tiene el SENA, más de 22.000
están vinculados mediante contrato por tiempo limitado.
Por
otra parte, y para mencionar solo el caso de Bogotá, en los concursos realizados
durante los últimos diez años para nombrar 3.000 docentes oficiales, se han
presentado más de 25.000 candidatos. Además, el MEN está pidiendo a las
facultades de Educación que mejoren la calidad de sus programas, y exige que
los docentes de los colegios oficiales presenten concursos de méritos para
acceder al cargo (Decreto
1278 de 2002).
Los
docentes oficiales deben pasar por un período de prueba que es evaluado por el
rector; y una vez se posesionan de manera definitiva deben someterse a la evaluación
de desempeño que se realiza anualmente. Así mismo, el sistema educativo pide a
los docentes oficiales que presenten una prueba de evaluación de competencias para
ascender en el escalafón.
La
planta oficial de docentes en Colombia tiene un 85 por ciento de nombramiento
en propiedad. Así las cosas, el
Ministerio tiene la obligación de cumplir el artículo 68 de la Constitución de trabajar
con personas de reconocida idoneidad ética y pedagógica para formar a los niños
y jóvenes con mayores necesidades educativas.
El papel del SENA
Tampoco el Ministerio puede hacer de lado la
Constitución y la Ley 115 de 1994 (artículo 20) según las cuales la educación
básica tiene como objetivo la formación general de los colombianos mediante el
acceso a diversos tipos de conocimiento, que le permita desarrollar habilidades
comunicativas, mejorar el razonamiento para interpretar y resolver problemas, comprender la realidad nacional y adquirir
una cultura ciudadana.
La Ley hace
hincapié sobre los aprendizajes básicos o fundamentales, pero en ninguna parte
dice que los alumnos de la educación básica
deban aprender asuntos propios de la educación superior, y mucho menos propios
del SENA.
Aclaro
por supuesto que el problema no es la formación para el trabajo ni es el SENA –
que en los últimos años ha dado muestras
de mejoras notables-. El problema es asegurar la pertinencia y calidad de la
educación básica, más todavía cuando el SENA no es el ente rector de la educación superior en las áreas técnicas
y tecnológicas y, menos, en la educación universitaria.
Sería
grave que el MEN tenga proyectado establecer jornada única y mejorar la calidad
de la educación básica con un uso intensivo del SENA, o pretenda cambiar la
razón de ser del mismo y lo dedique a la educación básica aprovechando las
posibilidades que tiene esta institución para contratar instructores baratos.
No a la improvisación
El Ministerio de Educación no puede improvisar con
la jornada única; esta es una política pública costosa y de largo plazo, que involucra
a más de ocho millones de niños y jóvenes, con sus respectivos padres.
De
acuerdo con la experiencia chilena, se requieren entre 12 y 15 años para acoplarse a este tipo de cambio, y
el costo promedio de esta iniciativa supera hasta el año 2025 los 10 billones de pesos por año.
La
única manera de mantener esta iniciativa es lograr que sea parte de un plan
integral de educación, en consenso con el magisterio, con las facultades de Educación,
con las entidades territoriales, con los partidos políticos, con el Congreso, con
los empresarios y con otros actores (Colombia cuenta con varias ONG expertas en
el tema educativo).
El presidente
Santos se comprometió a concertar su política educativa. Por eso el gobierno, a
través del Ministerio de Educación Nacional, tiene la obligación ética y legal
de buscar acuerdos para definir el
futuro de las próximas generaciones.
Organizaciones
como la Federación Colombiana de Educadores (FECODE) tienen el deber de participar en este proceso, aceptando que
tienen interés en los salarios de los docentes y en su estabilidad, pero también
que los maestros tienen la responsabilidad de mejorar la educación y las condiciones
en las cuales estudian los niños.
El gran temor que surge ante la ampliación de
la jornada escolar es hacer más de lo mismo: educación pobre para niños pobres,
con pobres resultados.
La
jornada única pensada como instrumento para mejorar la equidad y calidad de la
educación debe empezar por el preescolar, el sector rural y los municipios más
afectados por el conflicto armado. Sin
embargo, antes de dar este paso se necesita planeación, política pública en
serio, acuerdo de la sociedad y reformas
curriculares, innovaciones pedagógicas, capacitación de los profesores,
ampliación de la infraestructura y más recursos.
El
acuerdo por una mejor educación debe ser realista y comprometer a los padres de
familia para que dejen de mirar la escuela como una guardería. Por eso, el
sector educativo y las escuelas deben buscar los mecanismos para que los padres
se comprometan con el proceso educativo de sus hijos y también exijan a los maestros
y al sistema educativo calidad.